lunes, 25 de marzo de 2013

3ª Tarea: El gato viajero, de Gianni Rodari


Una vez subió un gato al medio de transporte que circula sobre raíles, compuesto por uno o más vagones arrastrados por una locomotora que va de Roma a Bolonia. Gatos en el tren siempre se han visto, generalmente dentro de un cestito, o en un recipiente que, cubierto con una tapa suelta o unida a la parte principal, sirve para guardar o transportar en él algo con algún agujero para respirar. En el tren se han visto hasta gatos vagabundos, gatos de nadie que han caído en un vagón abandonado a la caza de mamíferos insectívoros del tamaño de un ratón, de cuerpo rechoncho, cola corta y pelaje negruzco suave y tupido. Tienen hocico afilado, ojos pequeños y casi ocultos por el pelo, brazos recios, manos anchas, cortas y robustas, y cinco dedos armados de fuertes uñas que le sirven para socavar y apartar la tierra al abrir las galerías subterráneas donde vive. Se alimentan de gusanos y larvas de insectos  Pero éste de quien hablamos era un gato viajero y viajaba por su cuenta.

Llevaba una cartera negra bajo el miembro del cuerpo, que comprende desde el hombro a la extremidad de la mano como un abogado, pero no era un abogado, era un gato. Usaba anteojos que se sujetan a las orejas o de alguna manera por detrás de la cabeza como un contable miope, pero no era un contable y veía estupendamente. Llevaba el abrigo y el sombrero como un galán, pero no era un galán, era un gato.

Entró en un compartimento de primera clase, echó el ojo a un sitio libre junto a una ventanilla y se sentó. En el compartimento ya había tres personas: una señora que iba a Arezzo a ver a una persona que con respecto a otra tiene el mismo padre y la misma madre, o solamente el mismo padre o la misma madre un comendador que iba a Bolonia por negocios y un jovencito que iba no se sabe dónde. La entrada del gato suscitó algunos comentarios:

La señora dijo:
—Qué gato tan mono, bsss, bsss, bsss... Viajas solo, como un hombrecito ¿eh?

El comendador dijo:
—Esperemos que no tenga pulgas.
—¿Pero no ve cómo está de limpio?
—Esperemos que... bueno, querida señora, yo soy alérgico a los gatos. Esperemos que no me pegue el flujo o destilación procedente de las membranas mucosas, especialmente las nasales.
—Pero si no tiene catarro, ¿ cómo se lo va a pegar?
—A mi me lo pegan todos, apreciada señora, me lo pegan hasta los que no lo tienen.
—Bsss bsss, bsss... Te has adelantado para guardarle el sitio a tu dueña ¿eh?
—¡Miao!
—Qué vocecita tan bonita. ¿Qué habrá dicho?

El jovencito habló por primera vez:
—Ha dicho que no tiene hombres que tiene dominio o señorío sobre alguien o algo, es un gato libre y soberano.

lunes, 4 de marzo de 2013

2ª Tarea: Relato de intriga


Aquella noche, fría y oscura, por fin me decidí a entregar aquel sobre. Sabía que estaba en juego el éxito de la operación y que debía garantizar el anonimato de Pedro. Salí de casa, de manera encubierta y usando esas gafas que impedían que el sol cegara mis oídos. Mi único pensamiento era llegar a la base aérea en la que se haría el intercambio. Caminaba con dirección al punto de entrega cuando pude atisbar a unos metros a aquella pareja  que aumentaba mi ansiedad. Su presencia me hacía percibir la recidiva de aquél suceso pasado en el que mis miedos se tornaban latentes. El contenido del paquete era una prueba del decrépito estado del laboratorio y el calor del día obnubilaba mis pensamientos, debía llegar y eludir el encuentro con ellos. Las luces de la carretera producían dolor en mis ojos. La sustracción del sobre era su objetivo, Pedro me había hecho saber que aquello podía suceder. Mi estado dubitativo y sudoroso no me permitía decidir con claridad. Mi camino se tornaba dificultoso y opté por telefonear a Clara, la agente encubierta que podría eliminar de mi camino el obstáculo que me cegaba. Tan solo quedaban cien metros para llegar a la estación y mi vehículo se averió justo a las espaldas de ellos. Tenía que caminar y no podría pasar desapercibido. Los documentos tiritaban en mis manos, si me veían mi vida correría peligro. Tenía que salvar al menos aquellos informes con la fórmula. De repente...