Aquella noche, fría y oscura, por fin me decidí
a entregar aquel sobre. Sabía que estaba en juego el éxito de la operación y
que debía garantizar el anonimato de Pedro. Salí de casa, de manera encubierta
y usando esas gafas que impedían que el sol cegara mis oídos. Mi único
pensamiento era llegar a la base aérea en la que se haría el intercambio.
Caminaba con dirección al punto de entrega cuando pude atisbar a unos metros a
aquella pareja que aumentaba mi ansiedad. Su presencia me hacía percibir
la recidiva de aquél suceso pasado en el que mis miedos se tornaban latentes.
El contenido del paquete era una prueba del decrépito estado del laboratorio y
el calor del día obnubilaba mis pensamientos, debía llegar y eludir el
encuentro con ellos. Las luces de la carretera producían dolor en mis ojos. La
sustracción del sobre era su objetivo, Pedro me había hecho saber que aquello
podía suceder. Mi estado dubitativo y sudoroso no me permitía decidir con
claridad. Mi camino se tornaba dificultoso y opté por telefonear a Clara, la
agente encubierta que podría eliminar de mi camino el obstáculo que me cegaba.
Tan solo quedaban cien metros para llegar a la estación y mi vehículo se averió
justo a las espaldas de ellos. Tenía que caminar y no podría pasar
desapercibido. Los documentos tiritaban en mis manos, si me veían mi vida
correría peligro. Tenía que salvar al menos aquellos informes con la fórmula.
De repente...
Te agradezco el trabajo y el tiempo que as gastado en mí, creo que he aprendido bastante gracias a ti.
ResponderEliminarGracias por todo,6B27Marco